Los años comenzaron a fluir plácidamente, pero Newman envejecía. En 1882 escribe: Hablo con dificultad; apenas puedo andar y nunca lo hago sin peligro de tropezarme. Me cuesta un gran esfuerzo subir y bajar escaleras. Leo con incomodidad. Sólo consigo escribir...
Este es el Hogar Definitivo
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