Melissa Villalobos vive cerca de Chicago. Siendo estudiante en la Washington University de San Luis conoció a quien sería su esposo David Villalobos, y fue allí que ella llegó al Newman Center, asumiendo que llevaba el nombre de un rico benefactor.
Poco después de graduarse en 2000, vio un programa de televisión en EWTN llamado “Newman en 2000”. En 2010 vio por EWTN la beatificación del Cardenal Newman, y recuerda que quedó muy conmovida. Había recibido una estampa de Newman, y comenzó a leer sus obras en Internet y creció su devoción hacia él, tanto que a menudo lo invocaba para pedirle un favor o inspiración.
Melissa es madre de siete hijos. El milagro se refiere al embarazo y nacimiento de la quinta hija, Gemma. A finales de abril de 2013 Melissa descubrió que estaba embarazada, y el 1 de mayo, en la sexta semana de embarazo, empezó a tener hemorragias. El 8 de mayo ella visitó a su obstetra, quien le hizo una ecografía que reveló un hematoma subcoriónico debido al sangrado del desprendimiento de placenta, pero a pesar de eso el embrión tenía latidos normales. El hematoma subcoriónico tenía dos veces y medio el tamaño del embrión. En ese estado se le dijo que no había nada que hacer salvo hacer reposo, pero si empeoraba debía ir al hospital inmediatamente. Se le prescribieron ecografías semanales para monitorear su estado.
El sangrado continuó y empeoro, por eso el 10 mayo ingresó en emergencias del hospital local, y se le avisó que no debía realizar ninguna actividad que no fuera absolutamente necesaria. El médico le avisó que debería guardar reposo en cama durante muchos meses para que el desgarro de la placenta comience a sanar. Si el bebé sobreviviera probablemente sería pequeño y nacería prematuramente. Se le dijo que un aborto espontaneo sería lo más probable. Volvió a su casa, pero las hemorragias continuaron sin detenerse ni disminuir.
El 15 de mayo, cuando se despertó a las 7am, Melissa sabía que estaba sangrando significativamente. Su esposo con dolor ya estaba en un vuelo de Chicago a Atlanta, por un obligado viaje de trabajo, y sus cuatro hijos (de seis, cinco, tres y un año) esperaban el desayuno.
Melissa se levantó y se las arregló para sentar a sus niños para el desayuno antes de darse cuenta que estaba sangrando más profusamente, y tuvo que irse al baño para no preocupar a los niños. Ella les dijo que permanecieran sentados a la mesa en la cocina, y subió las escaleras hasta su cuarto cerrando la puerta.
Logro llegar hasta el baño, cerrando nuevamente la puerta, antes de caer en el piso del baño. Era el 10 por la mañana. Aunque ella estaba acostada quieta sobre el suelo la sangre salía copiosamente. Ella sintió que no podía siquiera gritar por ayuda ya que el esfuerzo abdominal provocaría más sangrado con consecuencias desastrosas. Ella no tenía consigo su teléfono para pedir ayuda. Tenía mucho miedo, primero por la vida del debe que llevaba y luego por su propia vida debido a tanta pérdida de sangre. También estaba preocupada por sus niños que había dejado solos abajo: le preocupaba que los niños la encontraran en el piso sobre un charco de sangre, y no supieran como contactar a su padre en su vuelo, y que quedaran solos y en shock.
En ese estado ella invocó al Beato John Henry Newman diciendo “¡Por favor Cardenal Newman haz que el sangrado se detenga!” En cuanto terminó de decirlo el sangrado se detuvo. Inmediatamente le agradeció a Cardenal Newman, convencida que fue curada por su intercesión. Entonces pudo comprobar que sus hijos estuvieran bien bajando rápidamente a la cocina sin ningún sangrado.
En una visita al médico ese mismo día, 15 de mayo, le confirmó con una ecografía que Melissa había sido curada y que la placenta no estaba ya desgarrada. Las hemorragias habían desaparecido definitivamente. Ella volvió a sus habituales actividades de madre, incluyendo cargar a sus hijitos. Gemma nació normalmente y dos niños más nacieron después.
Después de una investigación inicial llevada a cabo en la Arquidiócesis de Chicago, el testimonio del milagro fue presentado a la Santa Sede en 2018. Los teólogos que estudiaron el caso votaron de manera unánime que la curación de Melissa Villalobos fue un milagro realizado por Dios por la intercesión del Beato John Henry Newman. El milagro fue finalmente aprobado por el Papa Francisco el 13 de febrero de 2019 preparando el camino para la canonización del Cardenal Newman.